¿Afecta la luz LED la Calidad de Nuestro Sueño?

Desde la invención de la bombilla, la luz artificial se ha convertido en una parte indispensable de nuestra vida diaria, tanto es así que existen hasta diferentes fuentes de luz. La exposición a la luz artificial se incrementa aún más durante las noches más frías y oscuras del año, ya que dedicamos más tiempo a dispositivos como ordenadores para navegar en el internet, televisores para ver nuestras series favoritas de Netflix, lámparas para leer un buen libro y, por supuesto, nuestro móvil para seguir toda la actualidad en las redes sociales.

Es tan exagerado su uso en esta era, que a veces solo llegamos a apagar los dispositivos justo antes de decidir ir a dormir. Lamentablemente, en los últimos tiempos, un número considerable de científicos e investigadores aseveran que nuestro descanso se está viendo afectado por este tipo de iluminación, la que proviene de las bombillas LED, y aún peor, la iluminación fría porque emiten una luz de un tono azulado, presente con mayor regularidad en interiores y en los dispositivos inteligentes.

Con semejantes conclusiones y todas las publicaciones en la web, he decidido no creer todo, sino darle un vistazo más de cerca a cómo la iluminación LED pudiera afectar el sueño, y que termina por repercutir en la salud. El propósito no es desechar de manera irreversible la luz LED, sino descubrir cómo minimizar el impacto sobre la salud y poder seguir utilizándola.

Ciertamente, no se puede ocultar que muchas personas han acusado a los focos LED como los culpables de sus graves problemas para conciliar el sueño, aunque todavía haya muchos a quienes les resulte difícil (o hasta tonto) creer esto. ¿Realmente puede una simple luz interferir tan seriamente nuestro ciclo y horarios de sueños? Pues, más de una prueba científica ha corroborado esto, en especial la iluminación LED que irradia luz fría y blanca.

Razones biológicas

El cuerpo humano funciona y es controlado por un fenómeno llamado “ritmo circadiano”. Es el responsable de que todo lo que suceda en el cuerpo sea armonioso durante el ciclo de 24 horas, es decir, un día. Todos los cambios conductuales, físicos y mentales en nuestro cuerpo están basados en dicho ciclo. Para entenderlo mejor, es una especie de reloj biológico. Sin embargo, este reloj es vulnerable a alteraciones por causas externas. Supongo que ya sabrás a qué me refiero. Pues sí, las fuentes de luz artificial, como las bombillas LED, pueden engañar de cierta manera nuestros ciclos naturales y acostumbrarse a uno artificial. De hecho, la luz es uno de los factores más influyentes sobre el “ritmo circadiano”.

No solamente la luz artificial es capaz de alterar el reloj biológico, otros factores mucho más simples, como tan solo permanecer en una habitación oscura durante el día, puede provocar que el sistema endocrino produzca melatonina y nos haga sentir sueño. Sucede lo mismo a la inversa e independientemente del tipo de iluminación. Si dejamos las luces encendidas, el cuerpo también lo percibe y cuesta mucho más conciliar el sueño. Pero entonces, si cualquier luz, fría o caliente, puede alterar el sueño, ¿cuál es la controversia con la iluminación LED?

La luz fría, ¿por qué es peor?

Es una gran pregunta, ¿qué tiene de diferente este tipo de luz que la hace más influyente sobre el ciclo del sueño? La encontramos en la mayoría de nuestros dispositivos de uso diario y también en muchas lámparas. La luz es capaz de determinar si nos sentimos con sueño, o no con tan solo exponerla directo a nuestros ojos. No obstante, nuestros ojos son mucho más sensibles a la luz fría y tonos azules, por eso repercute aún más en el sueño. Los dispositivos que utilizan LED generan una luz mucho más azul que la de cualquier otro bombillo, bien sea incandescente o fluorescente.

¿Qué se puede hacer al respecto?

No todo está perdido, no creas que tendrás que reemplazar tus bombillas por fluorescentes y empezar a consumir más. Afortunadamente, hay unos cuantos trucos que podemos aplicar para combatir la influencia de la luz azul LED sobre los ciclos y la calidad de nuestro sueño. En principio, la alternativa más viable y conveniente es tratar de evitar en la medida de lo posible la exposición a la luz LED proveniente de bombillas, pantalla del ordenador, móviles y otros, por lo menos una hora antes de acostarnos a dormir.

Posiblemente, eso te suene como una alternativa realmente difícil de considerar, quizás porque trabajas en tu ordenador hasta tarde, la luz de la oficina es LED, entre otros. Sin embargo, siempre está la posibilidad de hacer el esfuerzo de limitar la cantidad de luz que recibimos y la cantidad de la longitud de ondas azules. No se trata de restringir por completo la iluminación LED en casa y regresar a la fluorescente, o peor aún, incandescente, sino de encontrar una manera en la que la exposición sea un poco menor durante la noche.

Se ha convertido en un muy mal hábito usar por tiempo prolongado nuestro móvil justo antes de dormir, o ver televisión, pero al continuar con este ritmo de vida, lo más probable es que no logremos dormir bien y sentirnos cansados en la mañana. En consecuencia, la productividad durante el día se verá remarcablemente disminuida.

Otra alternativa en caso de que la exposición a la luz fría durante la noche sea inevitable es invertir en gafas especiales con un filtro rojo. Este ayuda a reducir el impacto y los efectos de la pantalla de tu gadget. Asimismo, existen aplicaciones que puedes descargar en tu teléfono o cualquier otro dispositivo la cual ofrecen un filtro para la luz azul emitida de la pantalla. Aunque no es una solución 100% efectiva, definitivamente ayuda a evitar que las consecuencias empeoren y el ciclo de tu sueño no se altere dramáticamente.

El lado positivo

A pesar de que en la noche la luz fría LED es un problema, en el día es completamente lo contrario. En realidad, nos ofrece unos cuantos beneficios, ya que ayuda a mantenernos despiertos, a espabilarnos en las mañanas y durante toda la jornada laboral. De esta manera, nos mantiene alerta y productivos.

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